"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida."


Miguel de Cervantes a través de Don Quijote de la Mancha

viernes, 9 de enero de 2009

Chernobyl - La noche del fin del mundo



documental emitido por la cadena cuatro y realizado por el presentador del programa cuarto milenio iker jimenez donde se trata el tema de la explosion nuclear de la central nuclera Lenin de Chernobyl (Ucrania) en el año 1986,con entrevistas a los protagonistas, imagenes ineditas y muy impactantes...consta de 12 partes,

Los retornados de Chernobyl. Conciencia y Cuántica

Los retornados

A pesar de que cualquier mota de polvo radioactivo que todavía haya en la zona se puede colar en un sistema respiratorio normal, las personas que trabajan y viven en la zona siguen manteniendo una actitud de normalidad.

Alrededor de 300 personas trataron en los meses posteriores de saltar la valla para regresar a sus casas, hasta que finalmente las autoridades militares les permitieron regresar a sus moradas. Ellos, extrañamente viven con salud y total normalidad, y están convencidos de que allí no ocurrió ningún desastre nuclear. Los científicos no pueden explicar cómo a pesar de que estas personas viven en sus casas, no sufren ningún daño por la radiación, podría ser un misterioso ejemplo de cómo la mente domina al cuerpo. La mayoría de estos retornados son gente semianalfabeta, personas que no quieren abandonar sus casas, personas de avanzada edad, y que a pesar de que ellos mismos han llegado a reconocer que comieron “tomates con corazón negro” siguen muriendo por causas naturales, llegando incluso a superar los 90 años de edad.





Y, sin embargo, ahí vive gente. Algún tiempo después de que el gobierno decretara la evacuación sin condiciones de los 350.000 soviéticos que vivían en la ‘Zona de Exclusión’, varios centenares de personas decidieron regresar a sus antiguas poblaciones aun a riesgo de perecer a causa de la radiación. En un principio, las autoridades sanitarias prohibieron tal retorno e incluso instalaron una alambrada alrededor del área afectada. Pero la gente se las ingeniaba para regresar a casa y al final, viendo que aquello se convertía en el juego del gato y el ratón, el ejército permitió que esos ciudadanos volvieran a ocupar un territorio a todas luces contaminado. Actualmente los trescientos retornados que no han fallecido a causa de la vejez rondan los 70 años, viven en villorrios absolutamente abandonados y se alimentan combinando la ‘comida limpia’ traída por un camión dos veces por semana con los productos de sus propias huertas. Y lo más curioso del asunto es que muchas de estas personas no sólo continúan vivas, sino que aseguran que la radioactividad no les afecta lo más mínimo. Incluso aparentan una salud envidiable para su edad: cortan leña con un pericia extraordinaria, soportan el frío con buen humor y se pimplan unas botellas de vodka casero capaces de tumbar a cuantos curiosos (periodistas y científicos, principalmente) les visitan asombrados por su coraje. Y, aunque sea una explicación poco ortodoxa, no son pocos los especialistas que justifican esta supervivencia a través del amor a la tierra. ‘Las personas que fueron reubicadas en otras ciudades presentan un índice de mortalidad superior al de quienes decidieron retornar –explica Dina Mazur, guía del Museo de Chernóbil y evacuada ella misma de Pripiat-, y esto sólo se justifica a través de la palabra desarraigo. Porque no se puede privar a un ser humano de su tierra natal. Si lo haces, lo condenas a la tristeza, y por tanto a la muerte’.